La agricultura actual se caracteriza por su marcado carácter global. Pero esto no implica olvidarnos de los productos de proximidad y kilómetro cero.

No cabe duda de que la agricultura, como uno de los ámbitos de actividad estratégicos para el funcionamiento del sector agroalimentario y el abastecimiento óptimo de alimentos a nivel mundial, se está caracterizando en los últimos tiempos por un cada vez mayor carácter globalizado, superior incluso al de otros sectores comerciales.

Desde hace ya décadas, y cada vez de una forma más notoria y palpable para el consumidor final, tenemos a nuestra disposición una amplísima variedad de productos agrícolas y agroalimentarios, procedentes prácticamente de cualquier rincón del planeta, lo que resulta sumamente significativo como una muestra más de nuestro nivel de desarrollo y calidad de vida.

Sin embargo, esta capacidad de que los alimentos resultantes de una cosecha tengan la posibilidad de recorrer miles de kilómetros, manteniendo prácticamente intactas sus propiedades, tanto en términos nutricionales como de calidad, no debe hacernos olvidar la importancia de que, cada uno de nosotros dentro de nuestras posibilidades, sigamos apostando decididamente por aquellos productos agrícolas locales considerados como de proximidad o ‘kilómetro cero’.

Esta afirmación no implica, en modo alguno, la idea de minusvalorar aquellos productos agroalimentarios que proceden de otros territorios, y cuya calidad está en la práctica totalidad de los casos sobradamente demostrada, sino más bien de tomar conciencia de los múltiples beneficios que los productos de proximidad y ‘kilómetro cero’ pueden aportarte a ti y a tu entorno, y que pasamos a repasar a continuación:

  • Los productos de proximidad, obtenidos de explotaciones agrícolas cercanas al territorio en el que resides con la finalidad de abastecer a los mercados próximos, tienen la ventaja de que permiten la recolección de la cosecha en el momento perfecto para su transporte y comercialización, garantizando así su máxima frescura.
  • Este aspecto influye muy positivamente en el hecho de que estos productos de proximidad también pueden considerarse como más saludables para el consumidor, ya que presentan un menor riesgo de que su tránsito por las distintas etapas de la cadena de distribución alimentaria pueda afectar a sus propiedades naturales.
  • En este sentido, al reducirse la necesidad de su preparación para el desarrollo de grandes desplazamientos, tanto en términos de distancia como de tiempo, los productos de proximidad requieren de un menor uso de embalajes, y reducen la huella de carbono generada durante su transporte, por lo que gozan de un mayor carácter sostenible.
  • Asimismo, el desarrollo de circuitos de distribución agroalimentaria de productos de proximidad también disminuye notablemente el riesgo de daños, deterioros y mermas durante el trayecto, lo que permite la disminución del desperdicio alimentario que tiene su origen en la cadena de valor agroalimentaria.
  • Por último, pero no por ello menos importante, sino más bien al contrario, no debemos olvidar que apostar por los productos de proximidad y de ‘kilómetro cero’ es apostar por el apoyo al empleo y desarrollo rural de nuestro territorio, y muy especialmente al de aquellos pequeños agricultores que encuentran en este canal una alternativa para la comercialización de sus productos y, por tanto, para la continuidad de su actividad.

 

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