La climatología de un territorio influye tanto en su potencial agrícola como en factores que diversos factores que inciden en la protección y salud vegetal de los cultivos.

La climatología imperante en una zona agrícola determinada es, sin lugar a dudas, uno de los elementos que mayor influencia puede tener tanto en la elección de las variedades vegetales más adecuadas para su cultivo como en el posterior crecimiento y desarrollo óptimo sus cosechas.

Pero, además, aquellos aspectos climatológicos relacionados con la temperatura y los niveles de humedad ambiental que suele presentar un territorio a lo largo de los diferentes periodos estacionales, también incidirá, como no podría ser de otra manera, en la generación de un entorno más o menos adecuado para la proliferación de amenazas externas y, en consecuencia, para condicionar la protección y salud vegetal de dichos cultivos.

En este sentido, a la hora de tomar conciencia de este aspecto, desde AEPLA hoy queremos mostrarte un repaso de los distintos aspectos asociados a la climatología que pueden servir de condicionantes externos en el ámbito de la sanidad vegetal de aquellas variedades que están presentes en tu parcela agrícola:

  • En primer lugar, el hecho de contar con un acortamiento paulatino de aquellas estaciones en las que las temperaturas son más suaves y beneficiosas para el desarrollo de los cultivos, a causa de los efectos del cambio climático, supone un mayor riesgo de que aquellas amenazas que se encuentran latentes en el entorno puedan encontrar las condiciones más adecuadas para prolongar su supervivencia.
  • Del mismo modo, la ocurrencia de inviernos cada vez más cortos, derivados del calentamiento global, no solo posibilita que estas amenazas mantengan su presencia activa en el terreno, sino que, además, favorece una mayor y más rápida capacidad de proliferación.
  • Asimismo, el incremento de la frecuencia de fenómenos meteorológicos con un carácter más extremo, como es el caso de las lluvias torrenciales, contribuye a que el suelo agrícola se sature y sea incapaz de absorber de una forma eficiente el agua procedente de la lluvia, provocando una humedad ambiental que resulta ideal para el desarrollo natural de patógenos externos especializados en provocar daños en las cosechas, destacando, en este sentido, las enfermedades provocadas por diferentes especies de hongos.
  • Por todo ello, resulta cada vez más esencial poner en marcha medidas de sanidad vegetal dirigidas a prevenir la posible acción indiscriminada de estas amenazas y, al mismo tiempo, incidir aún más en el seguimiento y control de los cultivos, para detectar cuanto antes la presencia de amenazas y evitar, en la medida de lo posible, su proliferación generalizada.

 

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