Aunque la agricultura y el resto de actividades de la cadena alimentaria son actividades esenciales, también sufren los efectos de la pandemia de Covid-19.
No cabe duda de que tanto la agricultura como aquellas actividades que le sirven de apoyo en su labor dentro de la cadena alimentaria, como son los sectores proveedores de insumos y aquellos que forman parte de las fases de distribución y comercialización de productos agrícolas, están ejerciendo un impagable papel como pilares básicos de nuestra sociedad durante esta pandemia global de Covid-19.
Difícilmente se podrá llegar a agradecer como realmente merecen el esfuerzo de miles y miles de trabajadores del sector que cada día dejan a un lado sus preocupaciones y, por qué no decirlo, sus miedos, para hacer posible que todo el proceso de abastecimiento alimentario no se resienta y dispongamos de productos en nuestra mesa con una ‘total’ normalidad.
Sin embargo, como reza un antiguo proverbio no debemos dejar que “los árboles no nos dejen ver el bosque”, hasta el punto de llegar a pensar que este mantenimiento de la actividad agrícola está exento de problemas y repercusiones negativas que afectan de forma considerable a su funcionamiento.
Al igual que está sucediendo en la práctica totalidad de sectores productivos tanto en nuestro país como en el resto de las economías del planeta, la crisis sanitaria motivada por la Covid-19 está generando toda una serie de efectos para el sector agrícola y sus sectores afines, entre los que desde AEPLA hoy queremos destacar los que te mostramos a continuación:
- En primer lugar, la instabilidad laboral y la incertidumbre que esto provoca en la práctica totalidad de nuestros hogares se está reflejando notablemente en un descenso del gasto medio de las familias en relación a su cesta de la compra, lo que implica un descenso acentuado de la demanda de una gran parte de los productos agrícolas y derivados, y de una forma mucho más acentuada en el caso de aquellos que no tienen la consideración de productos básicos para nuestra alimentación.
- Esta incidencia clave para la solvencia y capacidad de inversión de las explotaciones agrícolas, unida al hecho de que nos encontramos ante una situación de inestabilidad generalizada y global, está provocando una más que palpable ralentización y dificultad en el acceso de los titulares de explotaciones agrícolas a los recursos imprescindibles para el desarrollo óptimo de su trabajo diario.
- Del mismo modo, la necesidad de adaptar los procedimientos de trabajo a las medidas de protección y distanciamiento, así como las restricciones en movilidad o la falta de liquidez, están provocando unas menores posibilidades de contar con personal cualificado para la realización de las tareas agrícolas, sobre todo en aquellos procesos que, tradicionalmente, se nutren de trabajadores eventuales que se desplazan expresamente a la zona durante el desarrollo de la campaña.
- Asimismo, a todos estos efectos hay que unir las dificultades que se están dando en términos de movilidad y transporte, sobre todo en el caso de aquellos productos agrícolas que requieren de una mayor labor de distribución, especialmente cuando una gran parte de su producción está dirigida a la exportación o aquellos que, por su propia naturaleza, tienen un carácter más perecedero.
En definitiva, a través de esta reflexión, desde AEPLA queremos aprovechar este espacio para poner aún más en valor el esfuerzo que se está llevando desde todos los sectores que forman parte de la cadena agroalimentaria, por su fortaleza ante la adversidad y su implicación innegable y silenciosa por garantizar, en la medida de sus posibilidades, el bienestar de todos.