El respeto escrupuloso de los plazos de espera es una buena práctica agrícola esencial para garantizar la calidad y seguridad alimentaria de tu cosecha.
Si sueles consultar las indicaciones ofrecidas por los fabricantes de productos fitosanitario en el etiquetado de sus productos, estamos seguros de que habrás podido comprobar la presencia de información relativa al plazo de espera necesario entre el desarrollo de su última aplicación y la recolección de los frutos que formarán parte de tu cosecha.
En este sentido, el respeto escrupuloso de estos plazos es crucial para garantizar al máximo la salud del consumidor, la eficacia del tratamiento y el cumplimiento de la legislación vigente en el ámbito de la sanidad vegetal, principalmente por los motivos que pasamos a compartir contigo a continuación:
- Los plazos de espera, o intervalos previos a la cosecha, están concebidos, de forma específica, para que el nivel de residuos generados por la aplicación se reduzca al máximo, gracias a su degradación natural, garantizando así niveles seguros antes de la recolección.
- Durante el plazo de espera, el fitosanitario aplicado se degrada o se metaboliza de forma que su actividad disminuye, reduciendo el riesgo de que persista en el producto cosechado.
- Asimismo, respetar estos intervalos asegura que el producto fitosanitario aplicado haya contado con el tiempo necesario para cumplir su función en el control de plagas o enfermedades, sin comprometer en modo alguno la calidad final del cultivo.
- Esto garantiza que los alimentos lleguen al mercado cumpliendo con las normativas de seguridad alimentaria y los límites máximos de residuos permitidos por la normativa vigente en la Unión Europea.
- Del mismo modo, permitir que los productos fitosanitarios se descompongan o se inactiven de forma natural antes de la recolección de la cosecha contribuye a evitar el riesgo de una acumulación de este tipo de sustancias en un entorno para el que no han sido específicamente diseñadas.
- En definitiva, y en relación a todos estos aspectos, es preciso tener presente que las autoridades sanitarias y organismos reguladores establecen estos intervalos basándose en numerosos estudios toxicológicos y de degradación natural, por lo que no respetarlos puede suponer la retirada de los productos del mercado y, de forma análoga, la asunción de sanciones legales.