El desarrollo de prácticas de economía circular no solo genera beneficios para nuestro entorno en su conjunto, sino también en tu actividad agrícola.

Estamos seguros de que, en más de una ocasión y cada vez con más fuerza, habrás oído hablar de un concepto que guarda una íntima relación con la concienciación y protección del entorno que nos rodea, como es la necesidad de apostar en nuestro día a día por la economía circular.

Tomando como referencia los términos empleados por la Unión Europea, y más concretamente por la información que recoge el Parlamento Europeo en su sitio web oficial, “la economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido, con el fin de extender al máximo el ciclo de vida de los productos ya existentes”.

Así, los objetivos primordiales de la economía circular residen en generar una menor dependencia de las materias primas en los procesos de elaboración y producción y, de esta forma, contribuir activamente a proteger el medio ambiente, reduciendo los riegos asociados a su sobreexplotación.

En este punto, más allá de estos beneficios con un carácter generalizado para nuestra sociedad en su conjunto, es muy probable que te estés preguntando qué otros beneficios pueden estar asociados al desarrollo de prácticas de economía circular en tu actividad agrícola diaria.

El hecho de apostar por una agricultura circular no solo implica una apuesta decidida por una agricultura aún más sostenible y concienciada con el entorno que le rodea, sino que además también ofrece una serie de ventajas directas a aquellos agricultores que deciden incorporarla en la gestión de su explotación agrícola, entre los que, desde AEPLA, consideramos necesario destacar los que pasamos a mostrarte a continuación:

  • En primer lugar, la primera consecuencia directa de integrar la reutilización de recursos en tu trabajo agrícola diario, optimizando el uso de tus recursos disponibles, estará relacionada con una reducción ostensible en tu necesidad de aprovisionamiento de materias primas, favoreciendo una menor dependencia de las fluctuaciones del mercado y de la negociación con proveedores externos.
  • Asimismo, esta disminución también generará una menor influencia de esta partida en los costes relacionados con la gestión de tu explotación agrícola, mejorando así su competitividad y, por tanto, en tus expectativas de rentabilidad y supervivencia.
  • De hecho, y para finalizar, tu apuesta por el desarrollo de una agricultura circular también puede contribuir a la generación de nuevos canales para la obtención de recursos económicos, a través de la comercialización de aquellos subproductos que, si bien pueden ser considerados inicialmente como residuos a nivel agrícola, pueden convertirse en insumos para otras actividades productivas o sectores afines, como sucede con el empleo de huesos de aceituna o restos de poda para el desarrollo de recursos energéticos, por citar solo algunos ejemplos.

 

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