Ahora que la primavera está a punto de comenzar, es el mejor momento para preparar tu parcela y que pueda ofrecer todo su potencial en los próximos meses.

La llegada de la primavera supone el comienzo de una estación fundamental para el desarrollo de tus cultivos y para el funcionamiento óptimo de nuestro sector agrícola en su conjunto.

En este sentido, si bien las propias condiciones ambientales de la estación primaveral se caracterizan por generar un entorno proclive para el crecimiento natural óptimo de multitud de variedades vegetales dedicadas al consumo alimentario y otros fines imprescindibles para nuestro tejido productivo, no debemos olvidar la necesidad de complementar este aspecto con aquellas medidas que pueden contribuir activamente a poner a punto tu parcela para ofrecer los mejores resultados a lo largo de los próximos meses.

En base a esta reflexión, desde AEPLA hoy queremos aprovechar este espacio para compartir contigo qué medidas puedes poner en práctica a lo largo de estas semanas para que tu parcela se encuentre en las mejores condiciones posibles en esta etapa de transición entre la estación invernal y la primavera:

  • Como primera medida a tener en cuenta, retira los restos que puedan quedar en tu parcela de cosechas anteriores, con el fin de evitar que su degradación, o la posible presencia de plagas o enfermedades, pueda afectar a aquellos cultivos que tienes previsto plantar en los próximos días.
  • Para realizar la tarea anterior, lo ideal es hacerlo cuando el suelo agrícola esté ‘tempero’, es decir, cuando no se encuentre ni demasiado húmedo ni demasiado seco, cuatro o cinco días después de la última lluvia o su riego más reciente, ya que así evitarás que esta manipulación pueda afectar negativamente a su estructura natural.
  • Del mismo modo, también será muy importante que tomes medidas para comenzar a adaptar tus sistemas de riego a las condiciones ambientales y necesidades que tendrán tus cultivos a lo largo de las semanas primaverales. En este punto, recuerda que lo más importante es disponer de la adaptabilidad suficiente para ofrecer al suelo agrícola y tus cultivos el agua y nutrientes que realmente necesitan en cada momento, evitando periodos prolongados de estrés hídrico o encharcamiento excesivo.
  • Asimismo, al menos durante las primeras semanas de la primavera, contempla la posibilidad de mantener aquellas coberturas que puedan proteger tu parcela de los efectos derivados de cambios bruscos de temperatura, sobre todo en aquellas zonas que puedan verse afectadas en mayor medida por una helada inesperada y repentina.
  • Otro aspecto a tener en cuenta residirá en supervisar la necesidad de poda de tus árboles frutales. De esta forma, retirando aquellas ramas que puedan presentar daños, contribuirás a fortalecer su salud y vigor, evitando que los problemas detectados en ellas puedan afectar al resto del árbol o atraer la llegada y proliferación de diferentes amenazas externas en el futuro.
  • Limpia a conciencia tus aperos, o renueva aquellos que se puedan encontrar en mal estado, con el fin de reducir al máximo el riesgo de transmitir patógenos u otras amenazas agrícolas que se encuentren latentes en ellos debido a su contacto con tus cosechas anteriores.
  • Como actuación complementaria a la medida anterior, supervisa periódicamente la posible presencia de plagas, enfermedades y malas hierbas en tus cultivos, como medida básica para su detección temprana y, a su vez, para contar así con la capacidad suficiente para tomar aquellas medidas que permitan disminuir lo más posible los posibles daños provocados por estas amenazas.
  • Para finalizar con este repaso, recuerda la importancia de favorecer al máximo la llegada de polinizadores naturales, indispensables para el crecimiento y desarrollo óptimo de tus cultivos durante los meses primaverales y a lo largo de todo el año.

 

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