Estamos seguros de que tú también te habrás planteado en varias ocasiones por qué la agricultura y el sector agrario no son tratados como merecen.
Desde AEPLA estamos convencidos de que todas y cada una de las personas que, de una forma u otra, dedicamos una gran parte de nuestra vida diaria, y en ocasiones de nuestras noches, a velar por el presente y futuro de nuestra agricultura, tanto desde la perspectiva del apoyo al pequeño agricultor como en términos de competitividad de nuestro sector agrario a nivel nacional e internacional, podríamos dedicar prácticamente las mismas horas a expresar las bondades de una actividad tan dura, pero a la vez, tan atrayente y esencial para nuestra sociedad.
Sin embargo, en los últimos tiempos se está empezando a percibir entre la opinión pública, una cierta tendencia a definir un mensaje sobre el sector desde una perspectiva más bien crítica, olvidando que hablar sobre la agricultura es hablar sobre una actividad milenaria, esencial para nuestro actual bienestar y calidad de vida, y que, además, es un auténtico motor para el desarrollo y la creación de empleo en el conjunto de nuestra geografía, y muy especialmente en lo que se refiere a las zonas rurales.
Por este motivo, consideramos que ha llegado el momento de que todos aquellos que formamos parte del sector agrícola tomemos parte activa en este sentido, expresando sin ningún tipo de complejos todo lo bueno que hay detrás de la agricultura.
Apostar por la difusión en nuestro entorno, y dentro de nuestras posibilidades, de los innumerables aspectos positivos asociados a la agricultura, englobando dentro de ella tanto al sector agrario como al agroalimentario, no supone, en modo alguno, pecar de egocentrismo sino más bien informar a aquellos que nos rodean del orgullo que supone crear vida con nuestras propias manos, y conseguir con nuestro esfuerzo que el resto de la sociedad pueda disfrutar de unos niveles de bienestar prácticamente impensables hace tan solo unas décadas.
De igual forma, mostrar a los cuatro vientos esta actitud positiva y enriquecedora no implica dejar a un lado el espíritu perfeccionista, crítico y, en ocasiones, contestatario que nos ha permitido ser lo que somos hoy en día. Ambas actitudes son, y estamos convencidos de que deben seguir siendo, dos caras indivisibles de una misma moneda.