La sanidad vegetal no solo es esencial para mejorar la productividad de los cultivos. También es fundamental para afrontar nuestros retos como sociedad.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones en este blog, cada día es más necesario reflexionar sobre todo lo que las medidas de prevención y tratamiento de la salud de las plantas puede aportar a nuestra sociedad.

En este sentido, es preciso comenzar reconociendo que el desarrollo de actuaciones dirigidas a la gestión integrada de plagas o la aplicación de tratamientos fitosanitarios para hacer frente a enfermedades y otras amenazas en cultivos, áreas verdes urbanas y zonas forestales se suele asociar, erróneamente, de forma exclusiva a la búsqueda de una mayor productividad y a un aumento de la rentabilidad, sobre todo en el caso de las explotaciones agrícolas.

Sin embargo, limitar el inmenso valor de la sanidad vegetal únicamente a este aspecto sería no reconocer su carácter imprescindible y esencial para abordar los retos presentes y futuros a los que se enfrenta actualmente y deberá hacer frente nuestra sociedad en los próximos años.

Para tomar conciencia de este aspecto, hoy queremos que conozcas la postura de un organismo de reconocido prestigio a nivel internacional en este sentido, como es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), acerca de la necesidad de apoyar la sanidad vegetal, y que pasamos a resumirte a continuación.

 

Concienciación con la mejora de la seguridad alimentaria

 

La FAO considera primordial avanzar hacia la disponibilidad de un suministro suficiente y sostenible de alimentos para garantizar la seguridad alimentaria de la población a nivel global.

Teniendo en cuenta que alrededor de un 40% de la producción mundial de alimentos se pierde anualmente por los daños ocasionados por plagas y enfermedades en los cultivos, en la medida en que se pongan en práctica aquellas actuaciones que consigan reducir, o incluso evitar, estas pérdidas en las cosechas, se estará contribuyendo decididamente en la mejora de su seguridad alimentaria, sobre todo en aquellos países o comunidades en los que la población dispone de menos recursos.

 

Compromiso con la reducción de la pobreza

 

Favorecer la accesibilidad de la población a un mejor abastecimiento de alimentos, en términos cuantitativos y cualitativos, es un factor imprescindible para disminuir las bolsas de pobreza que, por desgracia, todavía existen en nuestro planeta.

En este sentido, este carácter esencial no solo se justifica por el hecho de que la agricultura es un sector básico como proveedor de alimentos sino también por su papel, como veremos más adelante, como generador de empleo y de oportunidades de desarrollo, sobre todo en las áreas rurales y más desfavorecidas.

 

Implicación con el respeto al medio ambiente y la salud humana

 

En este punto, es preciso recordar, ya que a veces se olvida este aspecto, que los daños provocados por plagas y enfermedades no son una amenaza exclusiva para aquellas especies vegetales que se emplean en la actividad agrícola, sino para la biodiversidad global en su conjunto.

Tal y como afirma la FAO, al prevenir la dispersión de plagas de plantas en nuevas áreas, las organizaciones fitosanitarias están ayudando a preservar la riqueza y el equilibrio natural de especies dentro de cada ecosistema.

Es aquí donde la prevención adquiere un protagonismo indispensable para reducir lo más posible el uso de aquellos productos que pueden afectar a las abejas y otros polinizadores, esenciales para el mantenimiento óptimo de este equilibrio.

 

Apoyo al desarrollo económico de las personas y de la sociedad en la que conviven

 

Para finalizar, y como se ha comentado anteriormente, las actividades agrícolas y comerciales relacionadas con las plantas son un elemento de desarrollo económico y social a nivel local, nacional e internacional, básico sobre todo para aquellos países en los que la agricultura y gestión forestal es un potenciador clave de su progreso.

Según la FAO, casi la mitad de la población mundial depende principalmente de la agricultura para obtener ingresos, y los países de ingresos bajos y medios representan aproximadamente un tercio del comercio mundial de alimentos y productos agrícolas.

Por eso, es fundamental establecer unos estándares internacionales de sanidad vegetal, basados estrictamente en criterios objetivos y científicos, que ayuden a prevenir la dispersión de plagas y, de igual forma, contribuyan activamente a la consecución óptima de los objetivos globales de nuestra sociedad.

 

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