Es preciso seguir avanzando, día tras día, hacia una agricultura aún más sostenible. Aquí tienes algunas de las claves que pueden ayudarnos a conseguirlo.

No es ningún secreto que, en los próximos años, tanto la agricultura global como nuestra agricultura deberán enfrentarse a un doble reto, del que dependerá en gran medida su futuro y, por qué no decirlo, el bienestar y calidad de vida de nuestra sociedad en su conjunto.

Por un lado, la agricultura está llamada, como proveedora básica de alimentos para todas las personas que habitan este maravilloso planeta, a responder de una forma eficiente y eficaz a las necesidades de abastecimiento alimentario de una población mundial cada vez mayor, para lo que será preciso poner en marcha todas aquellas medidas que contribuyan a garantizar tanto la productividad de sus cultivos como su calidad e inocuidad.

Pero, además, resulta indispensable que la respuesta efectiva a estas exigencias de producción agrícola, en términos cuantitativos y cualitativos, se lleve a cabo manteniendo, e incluso incrementando, su carácter sostenible, con el fin de aportar su aportación fundamental en la lucha contra los efectos del cambio climático.

Por este motivo, desde AEPLA hoy queremos reflexionar sobre aquellas medidas que se pueden poner en práctica para que la agricultura garantice un adecuado abastecimiento alimentario de la población y, a su vez, alcance este objetivo avanzando de forma simultánea hacia la configuración de un sector agrícola aún más sostenible y responsable con el medio ambiente.

En base a estos dos aspectos, a continuación, se muestran algunas de las principales propuestas para alcanzar este doble objetivo de una forma óptima, ya que su consecución conjunta es esencial para favorecer nuestro presente y futuro como sociedad:

  • En primer lugar, es necesario conseguir incrementar la producción agrícola de alimentos sin que esto lleve aparejado un aumento proporcional de la superficie dedicada a tierra de cultivo. Por este motivo, resulta tan importante hacer todo lo posible para promover la reducción de los daños producidos en las cosechas por agentes externos, como plagas y enfermedades, a través de la aplicación de soluciones efectivas de sanidad vegetal.
  • Gracias a esta medida será posible también contribuir a la reducción del desperdicio alimentario que tiene lugar durante la etapa de producción agrícola de alimentos, y que no solo incide en la pérdida de una parte sustancial de las cosechas. Se estima que entre un 10 y un 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen actualmente en nuestro planeta tienen su origen en la descomposición de cultivos y cosechas en mal estado.
  • Del mismo modo, y para finalizar, la mejora de la sostenibilidad de la agricultura pasa por realizar un uso mucho más eficiente de los recursos empleados en su proceso de producción. En este sentido, es y será muy importante que se promueva activamente la inversión en innovación agrícola, tal y como está ocurriendo actualmente con el desarrollo de la agricultura de precisión.

 

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