A la hora de realizar un consumo eficiente del agua que empleas para el riego de tus cultivos tienes a tu disposición diversos sistemas que debes conocer.

Como sabes, desde AEPLA consideramos imprescindible aprovechar este espacio de comunicación directa contigo para ofrecerte todas las recomendaciones que pueden contribuir a favorecer el desarrollo de buenas prácticas en tu actividad agrícola diaria.

Por eso, hace tan solo unos días concentramos nuestra atención en mostrarte qué medidas pueden ayudarte a que realices una mejor gestión del agua que utilizas para el riego de tus cultivos.

Así, en lo relativo a la necesidad de evitar las pérdidas de agua en el desarrollo del riego agrícola, y más allá de la importancia de tener en cuenta las necesidades del cultivo y las condiciones edafológicas y climáticas de la zona, así como realizar revisiones periódicas para garantizar el mantenimiento de las instalaciones de riego, también será esencial tener presente qué sistemas de riego te ofrecen, por si mismos, una mayor eficiencia en la aplicación de agua y su capacidad de absorción por parte de la planta.

En base a esta reflexión, vamos a mostrarte a continuación un resumen de los sistemas de riego más habituales que se suelen emplear para el desarrollo de explotaciones agrícolas, incidiendo en su nivel de eficiencia respecto al aprovechamiento del agua de riego utilizada.

 

Riego en superficie (eficiencia de aplicación = 75%)

 

Está asociado popularmente al empleo de técnicas tradicionales de riego, como son el riego mediante inundación o el riego por surcos. Por este motivo, la absorción del agua se limita a aquella que la planta obtiene de formar radicular (por sus raíces), reduciendo su capacidad de absorción foliar (a través de las hojas o la cutícula).

 

Riego por aspersión (eficiencia de aplicación = 85%)

 

Esta técnica de riego se basa en generar, a través de técnicas artificiales, las condiciones en las que se encuentra una planta cuando se produce una lluvia fina. De esta forma, y gracias a la posibilidad de realizar ajustes en su orientación y potencia, favorece la absorción de nutrientes por vía tanto radicular como foliar.

Por el contrario, el hecho de provocar unas mayores condiciones de humedad en la zona de cultivo, y específicamente en la superficie de la planta, incrementa el riesgo de provocar un encharcamiento excesivo y que esta se vea afectada por enfermedades, principalmente provocadas por hongos.

 

Riego localizado (eficiencia de aplicación = 92%)

 

A través del empleo de esta técnica de riego se consigue aplicar el agua de forma directa sobre la superficie del terreno en la que se encuentra la planta, o sobre la planta en sí misma, reduciendo notablemente las pérdidas provocadas por su empleo en zonas no cultivadas.

 

Riego por goteo (eficiencia de aplicación = 97%)

 

Si bien se encuentra limitado, en ciertas ocasiones, a aquellas especies vegetales que requieren de una menor aplicación de recursos hídricos, el riego por goteo permite un aprovechamiento prácticamente integral del agua aplicada, ya que la planta absorbe la totalidad de este recurso salvo aquella que se pierde debido a la evaporación o la infiltración a causa de las características propias del suelo agrícola.

Además, este sistema de riego cuenta con la ventaja añadida de que, al concentrar el riego en las zonas de donde lo absorbe la planta, se reduce drásticamente la posibilidad de proliferación de malas hierbas.

 

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