La agricultura de conservación no solo es aplicable a explotaciones agrícolas a gran escala. También aporta beneficios a tu actividad agrícola doméstica.

Entre las diferentes tendencias que se están implantado en los últimos años para contribuir al desarrollo de una agricultura aún más sostenible, adaptada a las condiciones del entorno y respetuosa con el medio ambiente, no cabe duda de que, en el cuidado y mantenimiento de tu huerto doméstico o familiar, puede resultarte muy recomendable prestar una especial atención a los diferentes principios que forman parte de lo que se conoce como agricultura de conservación.

Tomando como referencia la definición mostrada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la base de la agricultura de conservación reside en el desarrollo de aquellas técnicas agrícolas dirigidas al mantenimiento de una cobertura permanente de los suelos, el laboreo mínimo de las tierras y la diversificación de especies vegetales, con el fin de prevenir la pérdida de tierras cultivables y, a la vez, regenerar las tierras degradadas.

En este sentido, si bien la puesta en marcha de un sistema de agricultura de conservación suele asociarse, de forma casi exclusiva, al desarrollo de la agricultura a gran escala, desde el Grupo Áreas Verdes de AEPLA te animamos a que contemples seriamente la incorporación de este conjunto de técnicas en la gestión diaria de tu huerto doméstico o familiar, ya que te permitirá disfrutar, de igual forma, de los siguientes beneficios:

  • Aumento de la productividad: a día de hoy, la agricultura de conservación ofrece unos rendimientos de los cultivos perfectamente equiparables a la agricultura convencional, y todo ello, como veremos a continuación, con unos costes de producción sensiblemente inferiores.
  • Reducción de los recursos y costes necesarios para el desarrollo de los cultivos: el hecho de suprimir aquellas técnicas asociadas al laboreo de la tierra de cultivo, sustituyéndolas por actuaciones con un carácter más sostenible, implica una disminución considerable en la aplicación de recursos económicos en tu parcela agrícola, en términos de insumos y mano de obra, fomentando un ahorro que puede alcanzar el 40% respecto a la agricultura convencional.
  • Beneficios desde una perspectiva sostenible: a estos beneficios anteriores, con un mayor carácter tangible en cuanto al funcionamiento y pervivencia de una explotación agrícola doméstica y familiar, no debemos olvidar todo lo que la agricultura de conservación aporta desde un punto de vista, a priori, intangible. La aplicación de este sistema agrícola, entre otros aspectos, contribuye más que positivamente a la generación de suelos más saludables, a la reducción del riesgo de erosión, a la mejora de la biodiversidad y la materia orgánica del suelo, y a la capacidad de este para ejercer su labor natural en relación a la retención del carbono presente en la atmósfera.

 

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