Antes, durante y después de la aplicación de tratamientos fitosanitarios puedes favorecer la eliminación natural de los residuos presentes en tus cultivos.

Hoy en día contamos con una legislación y unos instrumentos de control, tanto a nivel nacional como de la Unión Europea, que garantizan sobradamente la seguridad alimentaria de los productos agrícolas cuya finalidad está dirigida al consumo humano o animal, a través de sistemas de supervisión como el Límite Máximo de Residuos o LMR.

A partir de esta premisa, el desarrollo de buenas prácticas agrícolas durante las diferentes actuaciones orientadas a la gestión integrada de la sanidad vegetal en tus cultivos resulta indispensable para que puedas tener la plena seguridad de que no se produzca ninguna anomalía en este sentido.

Por este motivo, desde AEPLA consideramos que puede resultarte interesante conocer aquellos aspectos que es conveniente que tengas en cuenta para ejercer un control exhaustivo del nivel de residuos que pueden presentar tus cultivos en el momento de su recolección, con el fin de favorecer su eliminación natural y reducir así al mínimo su posible presencia en los alimentos que conforman tu cosecha:

  • Como primer elemento básico, respeta en todo momento las recomendaciones especificadas por el fabricante en el envase y etiquetado del producto fitosanitario utilizado, sobre todo en lo referente a la dosis a emplear y el tiempo de espera requerido entre la última aplicación del tratamiento y la recolección de dicho cultivo.
  • En este sentido, infórmate sobre las propiedades del ingrediente o principio activo aplicado en tus cultivos, con el fin de conocer el plazo estimado para su degradación y desaparición de forma natural.
  • También resultará muy útil tomar como referencia el número y frecuencia de las aplicaciones de productos fitosanitarios realizadas, que deberás tener registradas en tu Cuaderno de Explotación, ya que estas estarán condicionadas en la práctica por el nivel de afectación que ha sufrido la planta a causa de la plaga o enfermedad tratada.
  • Asimismo, puede resultar interesante conocer cómo influyen las condiciones climáticas a las que está sometida tu explotación agrícola al comportamiento del producto o tratamiento fitosanitario utilizado, ya que las horas de sol, la temperatura media o el nivel de precipitaciones puede afectar, en mayor o menor medida, al plazo de degradación estimado.
  • Otro aspecto muy a tener en cuenta radica en el comportamiento específico de cada cultivo en cuanto al tiempo de permanencia de un principio activo en su composición. A modo de ejemplo, aquellas cuya parte comestible se encuentra bajo tierra, como las zanahorias, las patatas o la remolacha, presentarán una menor probabilidad de acumulación de residuos procedentes de aplicación foliar.
  • Para finalizar, presta atención a aquellos aspectos externos que han podido afectar al adecuado desarrollo del cultivo, como la carencia de agua de riesgo o la existencia de unas temperaturas anómalas para el periodo del año en cuestión, ya que un crecimiento deficiente puede incidir también en su capacidad para la eliminación natural de residuos, alterando sus niveles de acumulación y durabilidad.

 

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