La agricultura deberá enfrentarse a toda una serie de retos durante las próximas décadas, para los que cuenta con una serie de aliados estratégicos.

Tal y como ha afirmado la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en numerosas ocasiones, uno de los principales retos a los que debe enfrentarse la agricultura reside en la necesidad de responder positivamente al abastecimiento alimentario de una población mundial cada vez más numerosa, que previsiblemente alcanzará los 10.000 millones de habitantes en el año 2050.

Además, en la consecución de este objetivo, debe tomar las medidas que están a su alcance para lograrlo a través de un compromiso irrenunciable hacia el desarrollo de una producción de alimentos seguros, sostenibles y, al mismo tiempo, asequibles para todos.

En este sentido, es preciso recordar que a lo largo de este proceso debe hacer frente a las diferentes amenazas agrícolas que, en forma de plagas y enfermedades, ponen en riesgo la producción óptima de los cultivos, y que se están viendo incrementadas de forma exponencial en los últimos años a causa de factores como la creciente movilidad de personas y mercancías derivada de la globalización o los efectos directos e indirectos del cambio climático.

No obstante, si bien este reto puede parecer a primera vista una quimera prácticamente inabarcable, la agricultura cuenta con una serie de pilares básicos sobre los que ya ha comenzado a dar forma a su transformación, y que están poniendo de manifiesto su incalculable valor para dotarla de los recursos necesarios para garantizar el desempeño presente y futuro de su papel como sector esencial para nuestro bienestar y calidad de vida como sociedad.

En este sentido, nuestro sector agrícola tiene a su lado toda una serie de ‘aliados estratégicos’ sobre los que ya se está asentando este proceso de transformación necesaria de nuestra agricultura, como son la agrotecnología, la agricultura de precisión y, como no, la sanidad vegetal.

En la medida en que las diferentes instituciones eviten la incorporación de trabas para que estos pilares puedan realizar su aportación imprescindible al desarrollo y adaptación de la agricultura a este nuevo escenario, en muchas ocasiones por mero desconocimiento o debido a la generación de ideas preconcebidas, se estarán dando pasos de gigante para asegurar el bienestar de nuestra sociedad global, tanto a día de hoy como durante las próximas décadas.

 

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