¿Quieres proteger tus plantas de exterior frente a los posibles daños provocados por la aparición de rachas de viento? Presta atención a estos consejos.
Uno de los principales secretos relacionados con el éxito en tu afición por la jardinería residirá, entre otros aspectos, en el hecho de ofrecer la mejor ubicación para tus plantas de jardín, o plantas de exterior, en función de sus características y de su nivel de sensibilidad la radiación solar, el frío u otras condiciones atmosféricas adversas.
En este sentido, si resides en una localidad en la que exista una mayor predisposición geográfica a la presencia de rachas fuertes de viento, o deseas conocer cómo proteger al máximo tus plantas de exterior en caso de que este fenómeno se produzca de una forma ocasional, desde el Grupo Áreas Verdes de AEPLA te recomendamos que pongas en práctica los siguientes consejos preventivos:
- En primer lugar, será preciso que sitúes aquellas variedades que se encuentran en macetas en una ubicación estable, reduciendo así el riesgo de que el viento pueda provocar su caída o volcado. Este aspecto será fundamental si se encuentran en un balcón, en cuyo caso recuerda siempre situarlas por la cara interior de la baranda o, preferiblemente, alejadas del borde.
- Asimismo, también será conveniente que generes una barrera protectora para las plantas más sensibles a los efectos del viento con aquellas otras más resistentes o de mayor tamaño.
- En el caso de que tus plantas se encuentren en un espacio de tu jardín, y no sea posible moverlas, será el momento de plantearte la instalación de barreras protectoras naturales o artificiales, especialmente en aquellas orientaciones en las que detectes que presentan una mayor exposición a la acción del viento.
- En cuento a los árboles recién plantados y aquellas variedades que alcanzan una mayor altura durante su crecimiento, emplea estacas o guías para favorecer así su estabilidad y firmeza.
- Para finalizar, también será recomendable que tomes medidas para prevenir los daños que puede provocar el viento en la tierra donde se asienta la planta o en sus raíces. Para evitarlo, incrementa la capa de mantillo, generando así una capa protectora de mayor tamaño frente a condiciones meteorológicas adversas.
