La compactación excesiva del suelo agrícola genera múltiples riesgos para la productividad de tu explotación. Presta atención a estas medidas preventivas.

Aunque en ocasiones no se le preste la importancia que realmente merece, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el suelo agrícola, y muy especialmente en aquellos casos en los que la concentración de limo es superior al 30% y, además, está expuesto a condiciones atmosféricas extremas, reside en su tendencia a la compactación.

Cuando esto sucede, los efectos se empiezan a percibir a través de la generación de una costra agrietada en la capa superficial del suelo, que no solo dificulta la irrigación óptima de los cultivos, sino que también influye notablemente en el incremento del riesgo de que se produzca una pérdida de suelo y materia orgánica debido a la erosión y los efectos de la escorrentía provocada por la lluvia.

Para evitar que esto ocurra, y puedan verse afectadas tanto la salud de tus cultivos como la capacidad productiva de tus cosechas, desde AEPLA te recomendamos que sopeses la puesta en marcha de las siguientes medidas de prevención:

  • En primer lugar, será preciso reducir al mínimo aquellas actividades que supongan una presión excesiva sobre el suelo agrícola y que, a medio y largo plazo, pueden contribuir a su compactación, como es la utilización de maquinaria pesada.
  • En relación con la medida anterior, evita al máximo la utilización de este tipo de maquinaria agrícola cuando el suelo se encuentra húmedo, ya que la posibilidad de compactación y aglomeración será aún mayor.
  • Plantéate la posibilidad de llevar a cabo actuaciones alternativas de laboreo, más sostenibles y favorables para la conservación del suelo, como puede ser la siembra directa, y que no solo ayudan a reducir la compactación y erosión del suelo, sino que también implican un ahorro de recursos energéticos.
  • Del mismo modo, también puede resultar útil optar por el empleo de cobertura de siembra, mediante la sustitución de los periodos de barbecho por la plantación de cultivos que se caractericen por su crecimiento rápido y por disponer de unas raíces profundas y fuertes, capaces de generar pequeñas galerías subterráneas. Muchos de estos cultivos, además, sirven para la regeneración natural de los nutrientes del suelo, como ocurre en el caso de las leguminosas o la alfalfa.
  • Para finalizar, en el caso de que sea imprescindible utilizar maquinaria específica para reducir la compactación superficial del suelo agrícola, recuerda hacerlo siempre utilizando neumáticos de baja presión y mediante el empleo de aperos verticales.

 

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