Cuando se habla de seguridad alimentaria no solo se hace referencia a la salubridad de los alimentos que consumimos, sino también a otros aspectos clave.
En aquellos ámbitos en los que se hace referencia a un aspecto tan esencial para la agricultura como es el cumplimiento de su función como sector proveedor de alimentos para la sociedad en unas condiciones óptimas de seguridad alimentaria, es normal que la primera interpretación de este concepto se dirija hacia el hecho de que podamos disponer de productos agrícolas en unas adecuadas condiciones de salubridad e inocuidad.
No obstante, más allá de la inexorable importancia de este requerimiento, resultaría erróneo optar por una visión excesivamente restrictiva y limitar la seguridad alimentaria únicamente a este criterio, ya que, realmente, este término implica otras dimensiones igualmente imprescindibles e irrenunciables para nuestro bienestar y desarrollo como sociedad, que es preciso tener igualmente en cuenta.
Hace ya 28 años de la celebración en Roma de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, en la que los distintos países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acordaron establecer que “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”.
En este sentido, tomando como referencia esta definición oficial, desde AEPLA consideramos de interés reflexionar sobre las distintas dimensiones asociadas a la seguridad alimentaria, que pasamos a desgranar a continuación:
- La seguridad alimentaria implica el acceso de las personas a recursos suficientes, a fin de adquirir los alimentos apropiados para una dieta nutritiva.
- Del mismo modo, para la consecución de una adecuada seguridad alimentaria también se requiere la necesidad de disponer de cantidades suficientes de alimentos de calidad adecuada, proporcionados por la producción interna o las importaciones realizadas de otros países de aquellos productos alimenticios que no es posible generar dentro de nuestras fronteras.
- Al mismo tiempo, la seguridad alimentaria conlleva la capacidad de utilización de los alimentos mediante una dieta adecuada, agua limpia, saneamiento y asistencia médica para alcanzar un estado nutricional en el que se satisfagan todas las necesidades fisiológicas de las personas que conforman nuestra sociedad.
- Por último, hablar de seguridad alimentaria es hablar de estabilidad de la disponibilidad de alimentos y del acceso a los mismos, sin importar si se producen crisis repentinas o acontecimientos de carácter cíclico, tomando las medidas necesarias a nuestro alcance para reducir el riesgo de que se experimente una escasez estacional o recurrente de alimentos.
A partir de estas diferentes dimensiones, no cabe duda de que la sanidad vegetal ejerce una función básica para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra sociedad de una forma integral, contemplando todas y cada una de las dimensiones establecidas por la FAO, tal y como se demuestra en su compromiso y apoyo diario al funcionamiento óptimo de nuestra agricultura.