En nuestra lucha contra el cambio climático ha llegado el momento de pasar de los planteamientos a los hechos. Todos podemos poner de nuestra parte.
Desde las diferentes instituciones, y entre ellas desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se está alertando desde hace años tanto a las instituciones públicas y privadas como a la población global en su conjunto sobre los cada vez más numerosos estragos que el calentamiento global y el cambio climático están provocando sobre nuestro planeta, principalmente porque una gran parte de la responsabilidad de este fenómeno climático se debe a nuestros comportamientos y actitudes como sociedad.
Si bien el desarrollo experimentado en los procesos de producción en las últimas décadas ha servido para alcanzar unos niveles de bienestar y calidad de vida impensables hace tan solo un siglo, es preciso reconocer que en un gran número de las innovaciones incorporadas a estos procesos industriales se cometió el error de otorgar un papel secundario a un aspecto tan importante como es su potencial sostenible.
Como suele ocurrir especialmente en los periodos de bonanza, nuestra sociedad se ha centrado, quizás de forma excesiva, en ‘mirarse el ombligo’ y primar la adopción de un enfoque cortoplacista en nuestro día a día, sin reparar en los efectos que estas decisiones pudieran ocasionar a medio y largo plazo.
Es innegable admitir que este comportamiento como sociedad no ha sido el adecuado, pero más que detenernos en volver la vista atrás para depurar responsabilidades lo que urge en este momento es adoptar una postura proactiva y constructiva e identificar qué podemos hacer cada uno de nosotros para contribuir a ralentizar efectos a través de un comportamiento cada día más concienciado y responsable con nuestro medio ambiente.
En este sentido, desde AEPLA estamos comprometidos a promover, durante la próxima década, el desarrollo de soluciones de sanidad vegetal aún más sostenibles, así como a apostar decididamente por el desarrollo de procesos que favorezcan la incorporación de la economía circular en la gestión de nuestros envases.
Solo así, con la reflexión de todos y la identificación de las medidas sostenibles que podemos incorporar en nuestro día a día, podremos aunar esfuerzos para hacer frente con éxito al reto del cambio climático y poder permitir a las generaciones venideras disfrutar de nuestro planeta al menos en las mismas condiciones que observamos a nuestro alrededor en la actualidad.