Los cultivos de la familia de las ebenáceas, como el caqui o el persimon, requieren de una especial protección para garantizar su desarrollo óptimo.

Si bien la denominación elegida para la mayor parte de las familias de cultivos vegetales tiene su origen en la morfología característica de sus especies, como ocurre en el caso de las crucíferas, las asteráceas o las lamiáceas, muchas otras adoptan como nombre genérico el de aquella especie que se considera más representativa de la misma, tal y como sucede con las rosáceas, las apiáceas o las vitáceas.

Dentro de esta última categoría también podemos encontrar el caso específico de la familia de las ebenáceas, que, si bien toman su nombre de una especie conocida mundialmente por su valor dentro de la industria maderera y ornamental, como es el ébano, también incluye otras especies relacionadas directamente con su aprovechamiento agrícola, entre las que destacan el caqui y su variedad más reciente, y con marcado carácter español, el persimon.

Tal y como se puede intuir en base a las especies mencionadas anteriormente, la familia de las ebenáceas se caracteriza por su desarrollo en forma de árboles o arbustos, cuya presencia se concentra preferentemente en zonas con un clima mediterráneo o tropical, dada su necesidad de contar con un gran número de horas de sol y temperaturas marcadamente suaves.

En cuanto a las características del suelo agrícola, los cultivos de esta familia muestran predilección por entornos edafológicos arcillosos, con una considerable riqueza de materia orgánica y que disponen de una gran capacidad de drenaje, para evitar así los efectos negativos provocados por su alta sensibilidad a la humedad excesiva.

Por otro lado, a la hora de prestar atención a aquellas amenazas agrícolas que pueden afectar al cultivo del caqui, se recomienda un especial control y supervisión para evitar la proliferación de plagas como el cotonet, la sesia del caqui, la mosca de la fruta, la mosca blanca, el piojo de San José o la cochinilla alargada.

Asimismo, también será preciso prestar atención a la posible presencia de enfermedades como la mancha foliar, la podredumbre gris o la armillaria mellea.

 

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