El verano no implica una disminución de las amenazas que pueden afectar a tu jardín, sino la necesidad de controlar aquellas que mejor se adaptan al calor.
En numerosas ocasiones se suele asociar, de una forma errónea, el comienzo del verano a una reducción considerable de aquellas amenazas que pueden afectar negativamente al desarrollo y crecimiento óptimo de tu jardín doméstico.
Resulta habitual prestar una atención casi exclusiva a reducir los posibles efectos del calor y la sequedad ambiental sobre las diferentes especies vegetales que conforman tu jardín, bajo el convencimiento de que las altas temperaturas contribuyen a reducir, de una forma natural, la proliferación de plagas, enfermedades y malas hierbas.
Sin embargo, cada vez son más las amenazas que cuentan con una adaptación más que considerable a estas condiciones ambientales extremas, y que pueden afectar de una forma ostensible a tu jardín, sobre todo si no tomas las medidas necesarias para prevenir su aparición y, si esto no resulta posible, reducir sus efectos.
En base a esta realidad, desde el Grupo Áreas Verdes de AEPLA hoy queremos aprovechar este espacio, como ya hicimos en primavera, para realizar nuestro tradicional repaso a las diferentes amenazas a las que es conveniente que prestes una especial atención durante estos meses de verano.
Pulgones
Los pulgones suelen ser uno de los principales responsables de los daños provocados en jardines durante el verano, sobre todo en aquellas especies que cuentan con una mayor concentración de sus nutrientes preferidos, como son las variedades florales.
Normalmente suelen ubicarse en la parte inferior de las hojas, para protegerse así de la radiación solar y conseguir incrementar su presencia de una forma más rápida.
Hormigas
Si bien el hecho de que tu jardín cuente con una colonia de hormigas no tiene por qué suponer una amenaza latente para su salud vegetal, es preciso tener en cuenta que suelen ser responsables de facilitar la proliferación descontrolada de pulgones, dada la simbiosis natural existente entre ambas especies.
Por eso, si detectas un incremento ostensible de la población de hormigas presentes en tu jardín, no será necesario salvo en casos extremos que tomes medidas para reducir su presencia, pero sí que te servirá de señal de alerta para intensificar la supervisión de tus plantas con el fin de detectar si estas vienen acompañadas de sus ‘amigos inseparables’.
Babosas y caracoles
Del mismo modo, las babosas y caracoles no suelen suponer una amenaza en sí mismas para el cuidado o mantenimiento de tu jardín, a no ser que se produzca su proliferación masiva en una zona específica del mismo.
Para evitar que esto ocurra, realiza un especial control de aquellas zonas en las que se puede generar una mayor concentración de humedad, a causa principalmente de un riego excesivo, ya que será en ellas donde la presencia de estas especies puede llegar a generar un problema de supervivencia para tus plantas.
Malas hierbas
Para finalizar, también debes tener presente que en los meses previos al comienzo del verano se produce la etapa de polinización aérea de una gran cantidad de especies, entre las que podemos encontrar numerosas variedades consideradas como malas hierbas.
Por eso, será necesario que supervises si alguna de ellas ha conseguido arraigarse con éxito en tu jardín, con el fin de proceder a su eliminación y evitar así que encuentre un entorno en el que proliferar de forma descontrolada.