Ahora que nos encontramos a tan solo unas horas de dar la despedida a este año 2023, ha llegado el momento de expresar nuestro principal deseo para 2024.

No cabe duda de que el año 2023 que está a punto de finalizar ha supuesto un auténtico reto, casi sin precedentes, tanto para nuestra agricultura como para el sector agroalimentario en su conjunto.

Más allá de los diferentes aspectos estructurales que llevan condicionando desde hace ya varios años el desarrollo efectivo de estos sectores, como los problemas derivados de la presencia y proliferación, cada vez mayor, de amenazas para los cultivos, o el envejecimiento paulatino de aquellas personas que han decidido convertir la agricultura en su modo de vida, a lo largo de estos últimos 365 días, nuestro sector agrícola se ha visto obligado a enfrentarse a otros obstáculos que, por qué no decirlo, están poniendo en jaque el futuro y supervivencia de numerosas explotaciones agrícolas.

La persistencia de una sequía que nos viene acompañando ya desde hace demasiado tiempo, así como la ocurrencia sobrevenida e inesperada de fenómenos atmosféricos tremendamente adversos, han influido muy negativamente en la productividad de la mayor parte de los cultivos de nuestro país, tanto aquellos que suponen el santo y seña de nuestro sector agroalimentario a nivel global como de muchos otros que, aunque no gozan de una presencia similar, son igualmente importantes para las personas que desarrollan su actividad en ellos y el desarrollo de los territorios rurales de nuestro país en los que están presentes.

Estos factores, unidos al incremento del precio de numerosas materias primas e insumos a causa de los diferentes acontecimientos que se vienen produciendo en el ámbito internacional, han desembocado en un aumento notable de los costes de producción y distribución de los productos agroalimentarios, así como de su consiguiente precio de venta al consumidor, hasta el punto de poner en el disparadero, de forma injustificada y totalmente injusta, la labor diaria de dos sectores estratégicos e indispensables en nuestro día a día.

Aun así, afortunadamente no todo han sido malas noticias en los últimos doce meses, y hace tan solo unas semanas el Parlamento Europeo ha instado a la Comisión Europea a reconsiderar tanto el fondo como la forma de las líneas generales que deben guiar el desarrollo de nuestra agricultura durante los próximos años, y que forzosamente debe contar con el necesario consenso de todas las partes implicadas, con una redacción más realista y participativa del nuevo Reglamento de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios.

Del mismo modo, desde los estamentos europeos el sector agrícola también ha recibido con satisfacción la renovación efectiva de la aprobación del glifosato como materia activa homologada para el tratamiento de malas hierbas en las explotaciones agrarias de la Unión Europea, haciendo prevalecer la evidencia científica expresada por multitud de investigaciones científicas y valoraciones de expertos por encima de los bulos y fake news relacionadas con el uso y seguridad de este producto, esencial en el trabajo diario de un gran número de agricultores.

Una vez repasado lo ocurrido hasta ahora, desde AEPLA consideramos que hoy es un día perfecto para confesar nuestro principal deseo para el año 2024 que está a punto de comenzar, y que no es otro que nuestra agricultura consiga recuperar, de una vez por todas, la atención y protagonismo que merece.

Solamente a partir de la aceptación, por parte de todos los estamentos implicados, de las necesidades de innovación y apoyo que la agricultura necesita como propias podremos avanzar juntos hacia un mejor presente y futuro de nuestros sectores agrícola y agroalimentario, y de los cientos de miles de personas de nuestro país cuyo empleo y estabilidad personal y profesional dependen de ellos. ¡Te deseamos de todo corazón un muy feliz y venturoso año 2024!

 

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