Entre las distintas especies que conforman la familia de las piperáceas la más conocida es, sin duda, la pimienta. Aquí tienes sus características básicas.

Como ya hemos reflejado en anteriores publicaciones en este blog, un gran número de familias vegetales cuenta con una considerable aplicabilidad agrícola y alimentaria, pero centrada en su mayor parte en la utilización del producto resultante de su cultivo como condimento, especia o aromatizante natural, entre las que destacan, por citar algunos ejemplos, las lauráceas o las zingiberáceas.

Dentro de este grupo de cultivos también se encuentra la familia de las piperáceas, tal y como se demuestra si tenemos en cuenta que en ella se encuadra un condimento natural que estamos seguros de que está presente de forma habitual en tu cocina, como es la pimienta.

La familia de las piperáceas está compuesta en su mayor parte, por especies arbóreas y arbustivas que encuentran unas mejores condiciones ambientales para su desarrollo en zonas geográficas marcadas por un clima cálido y una considerable humedad ambiental, que puede llegar a alcanzar hasta el 90%.

En cuanto a las características del suelo agrícola ideales para fomentar una mayor productividad de los cultivos de piperáceas, estos encuentran un hábitat más favorable si se desarrollan en suelos con una considerable presencia de materia orgánica, bien drenados y permeables, en los que disponen de las condiciones más adecuadas para contar con una mayor fertilización natural.

Para finalizar con este repaso, concentrando nuestra atención en los requerimientos de sanidad vegetal de esta familia de cultivos, las diferentes especies de piperáceas cuentan con una especial sensibilidad ante la presencia de nemátodos, pequeños roedores y especies de coleópteros como la Pterolophia annulata o la Diboma procera.

En cuanto a las principales ‘amenazas invisibles’ a tener en cuenta para promover su protección, será preciso establecer los mecanismos de supervisión y control necesarios para detectar lo antes posible la presencia de enfermedades provocadas por hongos y que pueden afectar muy negativamente a la salud de sus raíces, como la Fusarium solani y la Phytophthora palmivora, o de sus tallos, como puede ocurrir ante la proliferación de la Rhizoctonia spp, que paradójicamente encuentran un buen entorno para su desarrollo en ecosistemas marcados por una humedad excesiva.

 

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