La piña es el cultivo más representativo de la familia de las bromeliáceas. Aquí tienes sus características básicas y necesidades de sanidad vegetal.

Si bien la imagen y reconocimiento de nuestra agricultura a nivel mundial está asociada, en mayor medida, al desarrollo de cultivos con una considerable representatividad en nuestro territorio, como es el caso de aquellos pertenecientes a la familia de las oleáceas, las vitáceas, las musáceas o las rutáceas, por citar solo algunos ejemplos, no debemos olvidar que una de las características diferenciales de nuestro sector agrícola reside en su extraordinaria diversidad.

En base a esta reflexión, es preciso destacar el protagonismo que ejerce en este sentido el potencial y riqueza agrícola derivado de las condiciones excepcionales con las que cuenta nuestro Archipiélago Canario, para el desarrollo de diferentes cultivos que no es posible encontrar en cualquier otro lugar de Europa, como ocurre con aquellos que forman parte de la familia de las bromeliáceas.

Si bien este término científico puede que no te aclare la importancia de esta familia de cultivos en nuestro día a día, estamos seguros de que todas tus dudas se resolverán al hacer referencia a su especie vegetal más representativa, como es la piña.

Al igual que ocurre con otras familias como las rubiáceas, los cultivos de la familia de las bromeliáceas se caracterizan, a nivel climático, por requerir una temperatura ambiental media considerablemente elevada, por encima de los 20 °C, y una humedad ambiental y frecuencia de precipitaciones considerable, lo que explica que su desarrollo en aquellos territorios marcados por un clima tropical o subtropical.

En cuanto a las características del suelo agrícola ideal para el desarrollo óptimo de especies bromeliáceas, y en concreto del cultivo de la piña, requiere de suelos oxigenados, ricos en materia orgánica y nutrientes, y muy especialmente en lo referente a la concentración de macronutrientes como el Nitrógeno o el Potasio y nutrientes secundarios como el Magnesio y el Calcio.

Para finalizar con este repaso, a la hora de controlar y supervisar la sanidad vegetal de esta familia de cultivos, resultará sumamente importante prestar una especial atención a la posible presencia y proliferación de plagas como la Cochinilla algodonosa, la Mosca de la fruta, los sinfílidos y diferentes especies de nemátodos.

Asimismo, la posible aparición de Trips no solo resulta peligrosa como plaga en sí misma, sino también porque incrementa notablemente el riesgo de que el cultivo se vea afectado por una enfermedad vírica como la Mancha amarilla.

Más allá de esta amenaza, también será necesario identificar lo antes posible aquellas otras enfermedades derivadas de la presencia de ácaros y hongos, como la Gomosis del fruto o la Podredumbre del corazón, ocasionada por la Phytophthora cinnamomi o la Phytophthora parasítica.

 

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