La puesta en marcha y desarrollo óptimo de tu huerto urbano dependerá de que tengas en cuenta algunos consejos básicos que queremos compartir contigo.

A la hora de poner en marcha tu propio huerto doméstico resultará esencial que tengas presentes algunos aspectos básicos que pueden ayudarte a facilitar el desarrollo adecuado de los distintos cultivos que tengas previsto sembrar en él.

Así, una vez que hace algún tiempo dedicamos este espacio a aquellos errores que pueden afectar al crecimiento de tu huerto doméstico, hoy queremos ir un paso más allá en este sentido, profundizando en algunas medidas que, aunque puede que te resulten bastante intuitivas, e incluso obvias, se suelen pasar por alto durante el proceso de puesta en marcha de tus cultivos a pequeña escala.

Desde el Grupo Áreas Verdes de AEPLA te recomendamos que, tanto si estás pensando en dar forma a tu huerto doméstico como si has comenzado a hacerlo recientemente, prestes atención a estos consejos, relacionados directamente con el desarrollo de la planificación más adecuada para obtener los resultados esperados:

  • En primer lugar, y aunque en ocasiones no se le dé la importancia que requiere, el suelo de cultivo es un elemento básico a la hora de condicionar o favorecer el desarrollo de tu cosecha. Ten en cuenta que esta superficie es la que proveerá de agua y nutrientes a tus cultivos, por lo que será imprescindible asegurarte de que es rico en materia orgánica y se ajusta al que requieren las variedades vegetales que has decidido sembrar.
  • Una vez realizado este primer paso, evita realizar una siembra excesiva de semillas y variedades. En ocasiones, se suele incurrir en el error de querer comenzar tu andadura agrícola doméstica por todo lo alto, estructurando tu huerto con una diversidad de cultivos que, a medio y largo plazo, te planteará la necesidad de dedicarle más tiempo del que dispones. Por eso, será preferible comenzar con una propuesta más limitada, e ir ampliando tu huerto a medida que ganes en experiencia y destreza.
  • Otro aspecto al que es necesario que prestes atención, y que guarda una considerable relación con el punto anterior, residirá en evitar que tu interés por sacarle el máximo rendimiento a tu espacio disponible pueda tener consecuencias nefastas para tu cosecha. Dedica a cada variedad el espacio de terreno que requiere, estableciendo entre plántula y plántula (o semilla y semilla) la distancia recomendada, aunque en un principio pueda resultarte excesiva.
  • Por otro lado, aunque siempre tendrás la posibilidad de realizar la primera fase de tus cultivos en semilleros protegidos, te recomendamos respetar escrupulosamente el calendario de siembra propio de tu zona geográfica. Aunque quieras acelerar su proceso, el hecho de que tus semillas germinen antes de tiempo puede exponer a tus plantas a unas condiciones para las que no están preparadas.
  • Asimismo, será conveniente evitar un riego excesivo de tu huerto doméstico, sobre todo por el hecho de que un exceso de humedad genera un entorno proclive para el desarrollo de hongos y enfermedades. En este sentido, ajusta el volumen y frecuencia de riego a las necesidades de tus cultivos, y también a las posibles previsiones de lluvia, para así dotarlos del agua que realmente necesitan.
  • Para finalizar con este repaso, recuerda la importancia de supervisar tus cultivos de forma periódica, con el fin de proceder a la detección temprana de cualquier amenaza. Si bien la primavera permite que tus cultivos vayan germinando y creciendo de una forma casi autónoma, será imprescindible que dediques una parte de tu tiempo a controlar que no se percibe la presencia de plagas, enfermedades o malas hierbas. Y en caso de que identifiques estos riesgos, contacta lo antes posible con un experto en sanidad vegetal, para que realice un diagnóstico objetivo y te recomiende el tratamiento más adecuado en cada caso.

 

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