El mantenimiento óptimo de tu huerto urbano es mucho más sencillo de lo que puedes imaginar. Aquí tienes un repaso de los elementos clave para su cuidado.
Como ya te hemos mostrado en anteriores publicaciones de este blog, la puesta en marcha de un huerto doméstico resulta mucho más sencillo de lo que puede parecer a primera vista.
En este sentido, para exprimir al máximo los múltiples beneficios que te ofrece un huerto urbano, disfrutando de la agricultura prácticamente sin salir de casa, sí que será de gran importancia que, una vez que este se encuentre en funcionamiento, concentres tu atención en aplicarle algunos cuidados básicos que vamos a tratar de resumirte a continuación:
- Como primera medida, consideramos de gran importancia resaltar la importancia de adaptar la elección de tus cultivos a la fecha en la que realizarás la siembra, el clima previsible que hará en tu localidad y, sobre todo, a las condiciones de temperatura y luminosidad asociadas al lugar elegido para la ubicación de tu huerto doméstico.
- Más allá de esta primera aclaración, resultará igualmente imprescindible que respetes escrupulosamente las necesidades de riesgo de cada cultivo, para ofrecerle así las mejores condiciones de germinación y crecimiento. En el caso de que optes por un huerto multicultivo, plantéate la idoneidad de agrupar las distintas variedades en función de sus requerimientos de agua.
- Presta una especial atención a la calidad de la tierra utilizada en tu huerto, en cuanto a su riqueza en materia orgánica, optando por una rotación de cultivos equilibrada para facilitar su regeneración y limitar así el riesgo de sobreexplotación de alguno de sus nutrientes.
- Toma las medidas que consideres más adecuadas para proteger tus cultivos de las condiciones climáticas adversas, sobre todo durante sus primeras etapas de crecimiento, mediante la instalación de barreras o guías contra el viento, o de coberturas de plástico o papel ante un posible riesgo de heladas nocturnas.
- Por último, será de enorme importancia que realices un seguimiento periódico de la evolución de tus cultivos urbanos, con el fin de identificar lo antes posible la amenaza o presencia de plagas, enfermedades o malas hierbas. En caso de que esto ocurra, consulta a tu proveedor de confianza y aplica los tratamientos específicos más adecuados para conseguir su recuperación, evitando así que implique la pérdida total de tu cosecha.
