A la hora de extremar tu protección durante la aplicación de fitosanitarios, toma medidas para evitar posibles riesgos asociados al contacto con tus ojos.

En anteriores publicaciones en este blog, hemos querido profundizar en relación a los pasos a seguir para favorecer tu seguridad en la aplicación de productos y tratamientos fitosanitarios, con especial atención a aquellas recomendaciones relacionadas con tu protección corporal, la protección de tus manos y la protección de tus vías respiratorias.

En este sentido, hoy queremos avanzar un paso más en este repaso, concentrando nuestra atención en aquellos aspectos clave que es preciso tener en cuenta para contribuir a garantizar la protección de tus ojos ante cualquier tipo de contacto accidental.

Debes tener presente que nuestros ojos son, sin lugar a dudas, una de las partes más sensibles de nuestro organismo, y que, además, presentan una considerable exposición ante posibles salpicaduras o emanación de gases que pueden contribuir a su irritación.

Por este motivo, desde AEPLA te recomendamos que, dentro de tu equipamiento de protección individual, incluyas siempre unas gafas protectoras homologadas, para lo cual deberán contar con el correspondiente marcado ‘CE’ y presentar, de forma expresa, la certificación UNE EN 166:2002, contemplada para protectores oculares y faciales.

Asimismo, será sumamente importante extremar tu precaución cuando procedas a la aplicación o pulverización de productos y tratamientos fitosanitarios a especies vegetales cuya altura sea superior a la tuya, como es el caso de diversos árboles frutales, ya que se incrementará el riesgo de una deriva incontrolada del producto y, en consecuencia, de la impregnación de tu equipo de protección individual.

En estos casos, será recomendable que complementes tu protección individual con una gorra, un sombrero o ajustando la capucha de tu equipo de protección individual, en cualquiera de estos casos elaborados con materiales impermeables, para reducir el peligro de una posible entrada de producto a causa de deficiencias en la protección superior de tus gafas.

Del mismo modo, una vez finalizada la aplicación, nunca procedas a la retirada de tus gafas protectoras, y mucho menos al frotado de tus ojos, sin haber realizado previamente un lavado exhaustivo y minucioso de tus manos, ya que este pasa por ser uno de los momentos en los que, como norma general, se suele producir un mayor riesgo de contacto involuntario e irritación ocular.

 

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